Motivadores lectores:
Quiero compartir con ustedes este artículo de Fernando del Pino Calvo-Sotelo, publicado en el diario Expansión el pasado 14 de abril, que me ha parecido muy interesante y en el que compara las medidas políticas y sociales que se adoptan en nuestra sociedad y las adoptadas, en este caso, por Lee Kuan Yew, Primer Ministro de Singapur durante 31 años:
«En 1959, dos personas llegaron al poder en dos países lejanos; y ambas permanecieron en el poder durante décadas. Aplicaron políticas diametralmente opuestas y obtuvieron resultados completamente diferentes. Uno de ellos logró un éxito espectacular, mientras que el otro fracasó absolutamente, sin excusas ni atenuantes. Hablaré extensamente del primero y muy poco del segundo. El primero de ellos es Lee Kuan Yew, una de las figuras políticas más sobresalientes del siglo XX. Primer ministro de Singapur desde la independencia y durante 31 años (1959-1990). Hombre fuerte hasta su reciente fallecimiento, transformó un país pobre del Tercer Mundo en uno de los países más ricos y desarrollados del planeta en poco más de una generación. Situado en el sudeste asiático, Singapur, de cinco millones de habitantes, no tenía recursos naturales y su situación geográfica como puerto natural de paso no suponía una ventaja competitiva respecto de sus muchos vecinos. Lo que sí supuso una diferencia fue que Lee Kuan Yew decidió utilizar la fórmula del éxito, esto es: libertad de mercado, impuestos bajos, imperio de la ley y escaso peso del Estado.
Fíjense en el resultado. Hoy Singapur tiene una renta per cápita superior a la de EEUU y el doble que la española, y es el país número uno del mundo en facilidad para crear empresas y hacer negocios, mientras que España se sitúa en el puesto 33, entre Polonia y Colombia. Singapur es el 7º país menos corrupto del mundo, inmediatamente detrás de Suiza y los países nórdicos, mientras que España se sitúa en el número 37, seis puestos por debajo de Botswana. Singapur tiene el mejor sistema de salud del mundo, según el ranking anual de Bloomberg, mientras que nuestro país ocupa el puesto 14. En cuanto a la educación, Singapur se coloca de nuevo en el número 1 del mundo en el informe PISA, mientras que España se tiene que conformar con el puesto 29. En Singapur los impuestos son muy bajos: los que cobran 25.000 euros al año pagan un tipo del 1% de IRPF (sí, lo han leído bien, un 1% frente al 24% que pagan en España), los que cobran 50.000 euros al año pagan un 4% de IRPF (en España, un 30%), los que cobran 100.000 euros al año pagan menos de un 9% (en España, un 43%) y el tipo marginal máximo es del 20% (en España, un 56% en la insurrecta región catalana). Las plusvalías están exentas (en España pagan un 24%), el IVA es del 7% (en España, un 21%) y, naturalmente, no existe ni Impuesto de Sucesiones (que en algunas regiones españolas llega al 41% sobre la herencia) ni de Patrimonio (abolido en todo el mundo salvo en Francia, pero que en las regiones españolas más pobres y atrasadas llega al 3,75% anual sobre el patrimonio, casi el triple que en Francia). Éstos son los datos.
Lee Kuan Yew no nació siendo liberal. En sus primeros años tonteó con el espejismo del socialismo, pero pronto su marcada inteligencia y su legendario pragmatismo le llevaron a hacer de Singapur una de las economías más libres del mundo aprovechando la globalización en vez de quejarse de ella, como hace esa vieja desdentada llamada Europa. Atrajo a los puestos de responsabilidad pública a los mejores, exigiendo elevada cualificación e intachable integridad y pagando salarios competitivos con los del sector privado, logrando un gobierno limpio y eficiente. En España, por el contrario, hemos creado un pantano de aguas estancadas y corrompidas superpoblado de responsables políticos de mediocridad creciente. El actual primer ministro de Singapur se licenció en Cambridge con honores, hizo un Master In Public Administration en Harvard y habla inglés, chino mandarín y malayo con fluidez, además de tener conocimientos de ruso. Comparen este perfil con lo que hemos tenido y tenemos aquí. Incorruptible, Lee Kuan Yew supo hacer entender que la ley estaba para ser cumplida por todos, gobernantes incluidos, sin excusas ni excepciones. En España, en cambio, la ley no se aplica por igual ni a todos los ciudadanos ni a todos los territorios, el poder judicial está en gran medida politizado y las normas no sólo son arbitrarias, sino que cambian constante y caprichosamente. Singapur ha mostrado el camino hacia una sociedad donde el desempleo y la pobreza prácticamente no existen, donde no hay corrupción, donde la ley se cumple escrupulosamente y donde sus ciudadanos se sienten orgullosos de pertenecer a un proyecto común. Algunos observadores occidentales, que aparentan idolatrar la democracia con el mismo celo con que atacan la libertad, se encuentran perplejos ante tal éxito y sienten la necesidad de enfocarse en aspectos políticos que ponen de manifiesto la dureza de algunas de sus leyes y la falta de alternancia política, a pesar de celebrarse elecciones. En Andalucía, donde los socialistas llevarán gobernando ininterrumpidamente 41 años al final del actual mandato, tampoco ha habido alternancia, pero, a diferencia de Singapur, hay paro, pobreza, corrupción e incultura, y una renta per capita inferior a la de Grecia y similar a la de Guinea Ecuatorial.
Sin duda, Lee Kuan Yew era un entusiasta del gobierno limpio y eficiente, del orden social, de la responsabilidad individual, del respeto a la ley y del trabajo duro y honrado, pero también se mostraba escéptico con el sufragio universal y la libertad de expresión si ésta atacaba sus principios y amenazaba con destruir sus logros. Naturalmente, el éxito de cualquier sociedad no es mérito exclusivo de su líder, sino también, y sobre todo, de sus ciudadanos; y aun exitoso, ningún país está libre de defectos y carencias, en ocasiones importantes. (…)
Siguiendo las emocionadas palabras de despedida pronunciadas por su hijo, Lee Kuan Yew “consiguió lo que parecía imposible”. También podríamos lograrlo en España, pero carecemos de líderes de altura. Me pregunto si también habremos perdido la necesaria capacidad de sacrificio y la voluntad de responsabilizarnos de nuestras propias vidas».
Fuente: Expansión
Espero que sea de su/tu interés
Sergio Alonso Reyes
Muy interesante.
Lamentablemente, solo continua reflejando la mediocridad de la clase política de este pais, donde solo continuan preocupandose de quien puede mantener mas asientos para su partido y amigos, y no preocuparse de resolver y buscar soluciones a los problemas que sufrimoslos ciudadanos. Por otra parte, casi que es mejor que no intenten buscar soluciones, ya que siempre que intentan algo es a base de inventar un estamento nuevo donde colocar mas personas y aumentar las trabas burocráticas, en lugar de eliminar obstáculos.
No creo que los que tomen desiciones no lo sepan, pero no interesa cambiar ya que hay que pagar demasidos peajes para conservar los asientos.
Mas de lo mismo.
Siendo eso cierto, no debemos olvidar que los culpables somos toda la sociedad puesto que los políticos son un reflejo de ella, al igual que los empresarios, los artistas, los curas, etc, etc. Hemos estado muchos años en la «confort zone», instalados el la comodidad pensando que estas cosas no nos afectan y ahora con manifestaciones, gritos e ideas comunistas pretendemos arreglarlo. Empecemos por la educación para que todos al cumplir con nuestras obligaciones podamos instalarnos en el progreso real.
En cualquier caso gracias por prestarme atención.
¡Qué interesante reflexión! Y qué demoledora la comparación…si nos quedamos con esa realidad y no la utilizamos como motivación para querer crecer y mejorar. Yo quiero creer que sí es posible, que todos queremos una sociedad mejor y que en algún lugar hay líderes de altura… Me quedo sobre todo con la importancia de que cada asuma la responsabilidad de su propia vida: solo así dejaremos de sentarnos a esperar que las cosas cambien o alguien nos “rescate” y a crear la realidad que queremos. Un saludo.
Sin duda, yo todavía no he logrado sentarme, como muchas otras personas. La educación, la formación, hay que transmitir sentido de responsabilidad, mínimos conocimientos de economía, el valor del respeto, transmitir que no estamos solos en este mundo y que como participes tenemos obligaciones, unos en la defensa, otros en el medio campo y otros en la delantera. Convivir en equipo.
No vale sentarse solo a criticar superficialmente, sin profundizar en los problemas, con actitudes frivolas e irresponsables.
Gracias por compartir sus pensamientos. Yo también soy un asiduo lector de su blog.
Una vez más, muchas gracias por compartir conocimientos.
Me quedo con la última frase»la voluntad de responsabilizarnos de nuestras propias vidas».Se nos ha metido en la batidora del «Estado» y se nos ha anulado como individuos, para servirnos como un mejunge amorfo y maleable.
Si se anula al individuo ,todo se vá a pique- muestras nos ha dado la historia-ahora,lo políticamente correcto es doblegarlo en aras a no sé qué progreso social.
No recuerdo -perdón por mi ignorancia, si no es cierto- ni un solo descubrimiento científico,filosófico,artístico o moral, que haya dado progreso y bienestar al ser humano, generado por lo que llamamos sociedad.
Sólo añadir que en mi modesta opinión que el Estado no debe de Educar sino de Formar.Para lo primero existen otras entidades como por ejemplo la familia.
Saludos cordiales
Muy interesante el artículo.
Los datos que aporta, al ser datos objetivos, son incuestionables, y por tanto, no responden a ideologías ni a opiniones subjetivas, sino a medidas concretas y resultados constatables.
Una sociedad avanzada debería ser capaz de aprender de otras experiencias, como en este caso de Singapur.
Para aprender y avanzar, hace falta alguien que sepa explicarlo, (los representantes políticos), y alguien, que está dispuesto y preparado para escuchar y cambiar (la sociedad). Ambos deberían estar a la altura.
Muchas gracias
Muchas gracias. Por lo visto en el desierto hay algunos que me escuchan.