La Crisis según Albert Einstein

No creo que nadie cuestione la capacidad intelectual de Einstein, cuyo apellido significa “una piedra” o “primera piedra”. Apellido muy apropiado, pues piedra suele ser sinónimo de fortaleza y constancia.

Las mentes brillantes ofrecen pensamientos cuyo significado no pierde vigencia en el tiempo. Creo que es bueno refrescar la memoria y no apartarnos de la sabiduría, de manera que he recuperado una de sus reflexiones que me gustaría compartir con ustedes.

“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.

La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar «superado». Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

 

La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.

El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.

Hablar de Crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.

En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora: la tragedia de no querer luchar por superarla.”

Albert Einstein

Sergio Alonso Reyes

4 pensamientos en “La Crisis según Albert Einstein

  1. » La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia»
    No intento ponerme al nivel de «primera piedra», pero creo que es la inoperancia ,ya sea por pura incompetencia,abulia o lo que es mas grave : oscuros intereses. Y sinceramente esto abunda en nuestra casta política desde hace años .Así no vá

    • La actitud de las personas es la clave del éxito y como es natural esta depende mucho de la educación recibida. Primero en la familia, luego en los colegios y luego en donde continúen su formación. El ejemplo en el hogar tiene una tremenda importancia para la transmisión de valores, es el equivalente a los cimientos de un edificio. Más tarde llega la enseñanza escolar, que es la estructura del conocimiento, que depende mucho de los sistemas educativos y de la profesionalidad de los que han de transmitir el conocimiento, es decir enseñar a pensar por si mismo, no confundir con la memorización.
      Si observamos lo que pasa en los países podemos comprobar que las sociedades mejor formadas, donde la democracia triunfa, es precisamente donde los ciudadanos tienen criterio propio. Estos pueblos tienen una mayor resistencia al populismo y es más difícil engañarlos.

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