Charla sobre la situación económica organizada por Asepeyo en Tenerife. (25.06.08)

A continuación comparto con ustedes el discurso que pronuncié  en una charla organizada por Asepeyo en el 2008 y en relación a la situación económica del momento, donde comencé con una cita de George Burns.

«El secreto de un buen discurso es tener un buen comienzo y un buen final, lo demás es acercar ambas partes lo máximo posible.» George Burns

Empecemos por las CAUSAS de la situación actual:

Históricamente los ciclos de bonanza y crisis son propios del sistema económico que nos hemos dado. Luego no cabe asustarse en épocas bajas, lo que pasa es que los periodos de bonanza se alargan haciéndonos pensar que son eternos, de manera que las crisis nos cogen desprevenidos.

¿Pero qué es lo que ha pasado en esta ocasión? ….. Lo que ya todos sabemos, que los créditos “prime” de la banca americana, pertenecen a la política conservadora, es decir, los créditos otorgados a empresas y personas solventes. Pero los deseos de crecimiento en los momentos de euforia hace que la ambición rompa el saco y los altos objetivos que se marcan a los empleados de banca, motivados por remuneraciones ligadas a esas metas tan ambiciosas, tienen como resultado la concesión de créditos “subprime” que vienen a ser créditos alocados que no tienen en cuenta el riesgo con tal de alcanzar unas determinadas cifras, creando con ello, una carrera de consumo y riesgo exagerado.

El sistema bancario a través de sus cuentas y acorde con la normativa internacional debe ser transparente y se le supone controlado por los bancos nacionales o comunitarios, pero la creatividad de algunos operadores busca fórmulas para, aun cumpliendo literalmente las normas, desprecia el espíritu que las motivó. En resumen que se inventan fórmulas para vender paquetes de créditos subprime a filiales y algunos fondos motivados por su alta remuneración. Como quiera que estas operaciones se multiplican y no se sabe al final quienes son los poseedores de dichos paquetes, se crea una tremenda desconfianza en el sector bancario y por lo tanto las operaciones en estos circuitos se limitan y ralentizan. Esta situación pendular ha conseguido que pasáramos de la euforia más absoluta a la dramatización multiplicadora de los hechos. Al final de mi intervención volveré sobre este asunto, en relación al previsible futuro.

Si además este proceso coincide con que en España la demanda de viviendas está más satisfecha que en épocas anteriores y por lo tanto los demandantes de vivienda son menos, y en términos generales de menor solvencia, nos encontramos con que esta situación se convierte en explosiva. Como además seguimos sin proteger debidamente la propiedad privada en alquiler, nadie invierte para alquilar, por eso no tenemos un equilibrio entre compra y alquiler como sucede en otros países. España,  donde su economía ha apostado en un porcentaje muy elevado por el sector inmobiliario, casi el 20% del PIB, sin duda mucho más de lo normal. De esta manera España y, de forma muy especial, las Islas Canarias se colocan en una situación más comprometida que la mayor parte de los países de nuestro entorno.

En el lado positivo está el turismo con un importante aumento en la ocupación y una paulatina mejora de los precios. Todo ello a pesar de los efectos de la absurda moratoria, que indica que desde la política se pretende conocer mejor las necesidades del mercado, mejor que el propio mercado y sus inversores. En el caso de Gran Canaria SUELO PROTEGIDO 43,7%, ZONA TURÍSTICA solo un 2,3%. En el caso de Tenerife, PROTEGIDO 54%, 6% de la isla está ocupado por la zona turística y sin embargo la demagogia nos hace creer que es la culpable de todos los males, a pesar de habernos dado de comer durante varias décadas. Deben estar pensando que los empresarios que arriesgan su dinero son tontos y no saben lo que demanda el turismo, por ese motivo vienen desde la política a decirnos lo que tenemos que hacer, claro, como ellos no arriesgan nada si se equivocan.

SOLUCIONES

Pero ¿qué puede hacer la economía canaria cuando atribuimos nuestros males a efectos externos? El pesimismo desde luego no es la solución, pues solo multiplica los efectos. Es mejor que pensemos en lo que seguimos haciendo mal, ya que siempre se pueden hacer las cosas mejor.

¿Qué es lo que tenemos que exigirle a nuestras autoridades?

– Que tengan el valor de simplificar las leyes dejando claro, qué es lo que pretende el legislador, con redacciones de fácil entendimiento y claridad. Abandonar la idea de que el mejor parlamentario es el que mayor número de propuestas realiza, sin tener en cuenta la calidad de las mismas.

Ese entramado administrativo que tenemos, paraliza y condiciona de tal manera la actividad económica que otorga un poder exagerado a quien, desde las AAPP, puede adelantar cualquier expediente, de tal manera que no es de extrañar que se produzcan casos de corrupción, que en ningún caso pueden disculparse. Es lo que yo llamaría  “la dictadura de la burocracia”. Esta sería la mejor receta para combatir la indudable bajada de actividad. Como consecuencia de esto también se da el caso de que simplemente por temor el funcionario no actúe y mantenga congelada cualquier actuación para no asumir responsabilidades, ya que no hacer nada no está ni penado, ni siquiera criticado.

– Es necesario hacer cumplir rigurosamente la legislación, no a base de una absurda burocracia que llena las estanterías de papeles que nadie leerá jamás, como si el único objetivo fuera el de talar árboles para suministrar papel. Potenciemos en contraposición las inspecciones de alta cualificación tal como sucede en las administraciones más eficaces del mundo y el uso de herramientas electrónicas.

– Otro capítulo de indudable trascendencia es el de la educación a todos los niveles. No solo se trata de cómo se dan las materias y los medios con que se cuenta, sino de inculcar el amor al trabajo bien realizado, el orgullo profesional, la utilización del sentido común, la asunción de responsabilidades, la ausencia de excusas ante los errores, en suma la ética como herramienta de trabajo.

– Fomentemos las organizaciones horizontales, en las que se aprovecha el intelecto del individuo capaz de tomar decisiones. Las empresas aunque tengan muchos trabajadores funcionan muchas veces como organizaciones unipersonales donde la eficacia no es lo importante sino el ego de quien las dirige.

– Pidamos la puesta en marcha del cheque escolar y el cheque sanitario, para que los ciudadanos podamos elegir libremente en que manos ponemos la educación de nuestros hijos o la salud de nuestra familia. Ya no cabe la discusión entre lo público y lo privado, ese discurso es de principio del siglo pasado y ya no se oye en otros países. Ahora se ha llegado al convencimiento que ambas actividades en paralelo se estimulan y se hacen más eficientes.

– Metámonos en el fondo de las cosas, abandonemos la superficialidad.

Claro que todas estas propuestas no tienen efectos a corto plazo, pero hay que empezar cuanto antes, pues ya llegamos tarde al reactor de la modernidad.

A pesar de ello, existen otras medidas que tendrían efectos inmediatos, como por ejemplo:

– El rigor en la administración de los fondos públicos y sobre todo en las inversiones públicas. Cada vez que veamos una frívola inversión pública pensemos en la de cosas que se podrían hacer con ese dinero que aportamos todos vía impuestos. Es imprescindible fomentar el ahorro y la competitividad en la AAPP.

– Rechacemos la política de gestos tan de moda en los últimos tiempos. Levantemos actas o protocolos de todas las reuniones oficiales con la administración pública, de manera que queden en evidencia los incumplimientos. Eso es lo que se hace en los países que yo conozco.

– Evitar incrementos de sueldos y homologaciones no justificadas, y sin contrapartidas de aumento de rendimiento. Todo ello con el objeto de ser más competitivos en un mercado global, donde la inflación nos castiga sin remedio.

– Actuemos más pensando en los consumidores, liberalicemos la competencia, los horarios comerciales, los horarios flexibles y los trabajos de horario reducido, en beneficio de las familias. También esto creará puestos de trabajo.

– No nos engañemos hay que aumentar la competitividad en beneficio de los consumidores (que somos todos) por eso precisamente los Bancos Nacionales, así como la Reserva Federal de EEUU son tan independientes y se preocupan tanto de la inflación, aunque desde la política se trabaje más a corto plazo.

En lo que respecta al petróleo, hasta ahora los incrementos de precio han estado amortiguados por la bajada del cambio €/$, pero a medida que se estabilice el precio es probable que la relación de cambio se altere a favor del $, y por lo tanto sigamos notando los aumentos. Ante eso solo existen dos posibilidadesbajar los altos impuestos que gravitan sobre los combustibles y reducir su consumo. Por cierto, renovando la maquinaria vieja se consigue una reducción de consumo y emisión de gases equivalente a las energías alternativas.

Algo que todos sabemos es que la obra pública suele ser el recurso para sustituir la disminución de actividad, yo no estoy en desacuerdo, pero también digo que la reducción de impuestos genera actividad económica, de manera que la una no debe dificultar la otra.

MENSAJES

Por último quiero lanzar dos mensajes:

– En los últimos años parece que vemos en los políticos la capacidad de resolver lo que realmente pertenece al riesgo de ser empresarios emprendedores. Abandonemos entonces el pensamiento de que la solución está simplemente ligada al proteccionismo y a las subvenciones.

– Solo con la actitud responsable de la sociedad se pueden solventar los problemas más difíciles, prueba de ello es que los países que teniendo importantes riquezas naturales no disfrutan de verdadera calidad de vida, ya que esta depende de la actitud de las personas y esto incluye mayor participación responsable de la sociedad. Suiza es un ejemplo de lo que digo, ocupa uno de los primeros puestos en todas las estadísticas positivas del mundo, no tiene riquezas naturales y la mayor parte de su suelo no es cultivable, y sin embargo, destaca por el sentido de responsabilidad de sus ciudadanos, tiene además un 22% de extranjeros residentes integrados y no se le conocen guetos.

Antes de terminar quiero contradecir a la mayor parte de los expertos que predicen un futuro pesimista. Yo estoy convencido que una vez despejadas las dudas sobre los créditos insolventes, la banca internacional volverá a una situación de normalidad, aunque sin la alegría de los últimos años, pero activando su propio negocio que es el de prestar dinero. No nos olvidemos que hemos salido de una situación de bonanza extrema y no vamos a volver de repente a ella.

Tampoco pensemos que el sistema económico que ha propiciado el desarrollo en buena parte del mundo se va a desmoronar de la noche a la mañana, ya que hasta ahora nadie ha inventado algo mejor.

Muchas gracias

Sergio Alonso Reyes

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